Hablamos de agresividad cuando provocamos daño a una persona u objeto. La conducta agresiva es intencionada y el daño puede ser físico o psíquico. En el caso de los niños la agresividad se presenta generalmente en forma directa ya sea en forma de acto violento físico (patadas, empujones,…)
¿Cómo afecta la agresividad en los niños?
El niño que no es capaz de adaptarse a su entorno por su actitud agresiva cuando son más mayores suelen llevar asociados también problemas de fracaso escolar. Si esto no se corrige en la infancia, derivará en adolescentes y adultos con conductas anti sociales, baja autoestima y poca capacidad resolutiva.
En cuanto a las características del entorno exterior, en el contexto escolar, los niños agresivos tienen aversión al aprendizaje, son rechazados por los compañeros, son considerados fuertes, tienen un mal comportamiento en clase, no son considerados cobardes y son víctimas de otras agresiones.
¿Cómo tratar a un niño con problemas de agresividad?
Estrategias para padres para manejar la agresividad en niños muy pequeños
- Los límites son parte del cariño. …
- Trate de determinar lo que desencadenó el comportamiento agresivo de su hijo. …
- Use lo que usted sabe. …
- Sea claro. …
- Sea un observador cuidadoso. …
- Use el reencauce. …
- Sea un entrenador. …
- Utilice el lenguaje.
La agresividad infantil es uno de los trastornos que más limita a los padres y maestros ya que al enfrentarse con niños que presentan este problema no encuentran una forma adecuada de actuar o no saben como incidir en su conducta para llegar a cambiarla, optando por esperar a que la conducta agresiva desaparezca.
La agresividad puede presentarse en niveles tan graves que puede generar comportamientos delictivos. La agresividad patológica puede ser autodestructiva, no resuelve problemas, no es realista y es consecuencia de problemas emocionales no resueltos y también de problemas sociales diversos.
¿Qué hacer cuando un niño tiene mal genio?
- Que el niñocon mal genio haga mucho ejercicio físico, juegue al aire libre y practique su deporte favorito. El kárate está muy indicado para los niños que quieren dominar su genio.
- Que el niñose sienta lo suficientemente seguro y convencido de que, con la ayuda de sus padres, él podrá controlar su temperamento
Primero, reconozca cuánto del comportamiento de su hijo es un reflejo de su temperamento. Establezca un clima neutral o emocional objetivo en el cual puede tratar con su hijo. Intente no reaccionar de manera emocional e instintiva, lo cual es poco productivo. No tome el comportamiento de su hijo como afrenta personal.
¿Cómo reforzar la personalidad de un niño?
7 claves para formar el carácter de los niños
- Ten claro los conceptos. …
- Haz sentir tu autoridad. …
- Dale amor siempre. …
- Tú eres su mejor ejemplo. …
- Conoce sus amigos. …
- Enséñale a tomar buenas decisiones. …
- Resolver problemas.
Si bien los arrebatos son normales, en especial durante los berrinches, hay cosas que puede hacer para moldear el comportamiento de su hijo. Aquí algunas recomendaciones :
Enséñele las reglas de la casa. Los niños no conocen las reglas de la casa hasta que se le enseñan, por lo que esto es una de sus responsabilidades importantes en la crianza. Es habitual que los niños pequeños estén interesados en tocar y explorar, por lo que si hay cosas valiosas que usted no quiere que toquen, escóndalas o quítelas de donde estén. Piense en la posibilidad de organizar un espacio en su casa donde su hijo pueda jugar con libros y juguetes. Siempre que el niño no obedezca una regla importante, hay que amonestarlo de inmediato para que entienda exactamente qué es lo que hizo mal.
Las amenazas están sobrevaloradas. Siempre es más eficaz reforzar de manera positiva las conductas deseadas y enseñar a los niños conductas alternativas en vez de tan solo decir «Deja eso o ya verás». Dígales que la próxima vez que estén enojados, deberán usar sus palabras.
Presente distracciones saludables. A la vez que enseña a su hijo a responder de otras maneras, no hay nada de malo en distraerlo a veces o probar otro método. Siempre y cuando no lo esté «sobornando» para que se comporte de otra manera ofreciéndole dulces. Por ejemplo, no hay nada de malo con cambiar intencionalmente su foco de atención.
«Contrólate». Bueno, todavía no puede. Recuerde que los niños pequeños, por naturaleza, tienen poco autocontrol. Necesitan que les enseñen a no patear, golpear o morder cuando están enojados, sino a expresar sus sentimientos con palabras.
«No tenemos que lastimarnos». Supervise a su hijo con atención cuando esté discutiendo con sus compañeros de juego. Si el conflicto es leve, mantenga su distancia y permita que los niños lo resuelvan solos. No obstante, debe intervenir cuando los niños se involucran en una pelea física que sigue aún después de que les dice que se detengan o cuando un niño parece tener una ira incontrolable y está agrediendo o mordiendo al otro. Separe a los niños y manténgalos así hasta que se hayan tranquilizado. Si la pelea fuera demasiado violenta, tal vez tenga que dar por terminada la sesión de juego. Deje en claro que no importa quién «empezó». Intentar lastimarse no tiene excusa.
Alternativas a la pelea. Enseñe a su hijo a decir «no» en un tono de voz firme, a dar la espalda o a buscar llegar a un acuerdo en vez de pelear físicamente. A través del ejemplo le está enseñando a su hijo a resolver las discrepancias con palabras, de manera más eficaz y civilizada, en vez de usar la violencia física.
«¡Bien hecho!» Elogie a su hijo cuando su comportamiento es adecuado y explíquele cómo se está comportando como una persona «grande» siempre que aplica estas tácticas en vez de pegar, patear o morder. Y siempre reafirme y elogie las conductas cuando vea a su hijo ser amable y gentil.
Las pausas obligadas están bien. Tampoco hay nada de malo en poner a su hijo en una pausa obligada cuando se porte mal; estas pausas pueden usarse en niños desde el primer año. Consulte más información en Cómo poner en práctica las «pausas obligadas».
Controle su propio carácter. Esté siempre atento a su propia conducta cuando esté cerca de su hijo. Una de las mejores maneras de enseñarle el comportamiento adecuado es controlando su propio carácter. Si usted expresa su enojo con tranquilidad y discreción, es probable que su hijo siga su ejemplo.
Manténgase firme. Si debe disciplinar a su hijo, no se sienta culpable; y no se disculpe bajo ninguna circunstancia. Si su hijo percibe sus sentimientos encontrados, se convencerá de que lo que hizo estuvo bien y que usted es el «malo». Aunque disciplinar a un hijo nunca es agradable, es una parte necesaria de la crianza y no hay razón para sentirse culpable. Es preciso que su hijo entienda cuando está equivocado; es importante que asuma la responsabilidad de sus actos y que esté dispuesto a aceptar las consecuencias.