inteligencia emocional

LA INTELIGENCIA EMOCIONAL EN NIÑOS Y ADOLESCENTES

¿Qué es la inteligencia emocional en los niños y adolescentes?

La inteligencia emocional es la capacidad que tenemos las personas para poder detectar, reconocer y gestionar las emociones propias y ajenas. Se refiere también a una capacidad para manejar una serie de habilidades sociales y actitudes.

¿Cómo acompañar a un niño en el desarrollo de la inteligencia emocional?

La mejor manera de apoyar el desarrollo de la inteligencia emocional de tu hijo es adoptando una actitud bondadosa. Además, a través de las llamadas neuronas espejo, los niños imitan lo que hacen los adultos. Si usted sonríe, muestra su alegría, su hijo tenderá a hacer lo mismo.

¿Por qué es importante la inteligencia emocional en adolescentes?

Funciona para prevenir en los jóvenes conductas como el consumo de drogas, trastornos alimenticios, actividades antisociales y tendencias suicidas. Además, les capacita para afrontar con seguridad y eficacia los retos de la vida en los ámbitos personal y académico, así como en su futuro profesional.

¿Cómo se puede favorecer el desarrollo emocional de los niños?

¿Qué podemos hacer para favorecer el desarrollo socioemocional de los niños?

  • Reconocer Emociones. …
  • Favorecerlos buenos momentos, y que los niños experimenten bienestar, emociones agradables que les ayuden a contrarrestar las desagradables.
  • Actitud Positiva. …
  • Favorecerla autonomía: que hagan las cosas por sí solos.
  • ¿Qué relación tiene la inteligencia emocional en el crecimiento del adolescente?
  • El desarrollode la inteligencia emocional en los adolescentes es de suma importancia ya que puede darle un nuevo sentido a su vida y hacer más llevadera las relaciones dentro de los ámbitos sociales donde él se desarrolla, el beneficio radica en: ❖ Ejercer el control de sus vidas. ❖ Visualizar las metas en la mente

La inteligencia emocional es la habilidad de discernir, reconocer y manejar los diferentes estados emocionales. Podrían dividirse en 2 tipos: la inteligencia emocional intrapersonal, que sería esa capacidad de comprendernos a nosotros mismos y poder entendernos para aprender a manejar nuestras emociones y nuestras motivaciones personales y, por otro lado, tendríamos la inteligencia emocional interpersonal, que sería la capacidad de comprender las emociones, los deseos, las interacciones y las motivaciones de los demás.

Hay 6 habilidades claves para la inteligencia emocional, éstas son:

  • La actitud empática y social
  • El conocimiento de nosotros mismos
  • El autocontrol
  • La motivación
  • Una actitud objetiva y realista
  • La autoconfianza

Como la inteligencia emocional es una capacidad, es totalmente entrenable y se convierte en una gran herramienta que nos puede ayudar a aumentar nuestra calidad de vida, comprender y saber manejar diferentes situaciones y entender cómo manejan las situaciones los demás.

¿Por qué es importante desarrollar la inteligencia emocional en la infancia y la adolescencia?

Es en la etapa infantil cuando comienzan los procesos de aprendizaje que van a conformar nuestros esquemas cognitivos y comportamentales y por los que vamos a empezar a regirnos y ver el mundo. Es por ello que un niño que comience a desarrollar y entrenar la inteligencia emocional, será capaz de regular y adaptar mejor sus emociones y desarrollarse de manera más óptima.

En la fase de adolescencia, confluyen muchos cambios que en ocasiones generan conflictos. Conflictos internos consigo mismo y conflictos externos, con los demás. Si un adolescente ya sabe canalizar qué siente y por qué lo siente, tendrá una mejor adaptación a estos conflictos y, a su vez, la posibilidad de poder expresarlos mejor para comunicarse, para desahogarse y por supuesto, para poder elegir una conducta respuesta que sea más adaptativa especialmente para el propio adolescente, gestionando mejor cualquier situación que viva.

¿Cómo influyen las emociones en la etapa de la adolescencia?

Los cambios de estado de ánimo se relacionan con los cambios hormonales que se tienen en este periodo de la vida. El joven está en una especie de montaña rusa emocional, pudiendo pasar de la alegría a la tristeza, de sentirse ingeniosos a sentirse ignorantes de un momento a otro.

¿Cómo se pueden educar las emociones a esas edades?

Como hemos mencionado al principio, la inteligencia emocional es entrenable, por lo que nunca es tarde para empezar o para mejorar. Cada día puede ser un nuevo episodio para aprender y mejorar en esta capacidad. En muchas casas, los familiares son los que enseñan a potenciar esta inteligencia, pues es el primer escenario donde aprendemos.

Si esto no es posible, los psicólogos somos los profesionales mejor cualificados para entrenar en el desarrollo de la inteligencia emocional, adaptándonos a las necesidades del sujeto, generando un aprendizaje de calidad. Por suerte, hoy en día, ya se tiene este tema en cuenta en muchos centros de enseñanza y son aprendizajes transversales o explícitos que se inculcan en las aulas.

¿Qué beneficios tiene para la futura edad adulta?

Los beneficios empiezan a ser notorios de inmediato, sea a la edad que sea. Si un sujeto ha ido desarrollando la inteligencia emocional desde pequeño, es casi seguro que se convertirá en un adulto con una gran capacidad de autorregulación emocional, un adulto con mejor capacidad de expresión emocional, mejor adaptación a situaciones diversas, comportamientos adaptativos.

También habrá ido entrenando la empatía, lo que junto con lo mencionando anteriormente, le ayudará a poder comprender estados y situaciones de los demás. En definitiva, tendrá una mejor relación consigo mismo y con los demás que una persona que no haya tenido oportunidad de entrenar esta inteligencia.

Encontramos en la generación de niños de hoy en día un notable crecimiento en cuanto alteraciones emocionales respecto de la pasada: más solos y depresivos, más enojados e incontrolables, más nerviosos y estresados, más impulsivos y agresivos y menos respetuosos.

Estos problemas se manifiestan en cada individuo por lo general desde muy temprana edad.

Se sabe que la infancia es un periodo crucial ya que es durante este periodo donde se desarrollan el área afectiva y social.

Durante estas primeras etapas de la vida, el niño adquiere las herramientas que le permitirán enfrentarse ante el mundo.   Por lo mismo, la intervención que haya en la infancia es vital, especialmente a través de las dos instituciones más importantes en las cuales el niño se desenvuelve: la familia y la escuela.

La familia y la escuela tienen entonces, una gran responsabilidad de estimular, educar y formar a los niños, con el propósito que crezcan a ser grandes seres que puedan enfrentarse a las situaciones cotidianas de la vida de una manera positiva.  Para esto, es necesario que cuenten con inteligencia emocional, y por lo mismo es imprescindible que desde pequeños cuenten con una educación emocional.

La falta de desarrollo de la inteligencia emocional en los niños y adolescentes puede llevarlos a sentirse inseguros, a actuar agresivamente e incluso a situaciones tan graves como sufrir depresiones o llegar al extremo de convertirse en delincuentes.

Al hablar de inteligencia, la mayoría de las veces se piensa en inteligencia académica, en el coeficiente intelectual.  Sin embargo muchas veces nos preguntamos cómo alguien con semejante inteligencia  puede cometer actos tan irracionales; tan “tontos”.

Daniel Goleman, piensa el concepto de “inteligencia emocional” como esa otra inteligencia, distinta de la tradicional capacidad lógica. Ciertas formas y habilidades emotivas pueden ser más eficaces que otros para superar retos o problemas, independientemente de si las personas tienen o no capacidades lógicas elevadas

Educar la inteligencia emocional es enseñar a los niños y jóvenes a sentir inteligentemente y pensar emocionalmente, integrando estas dos formas de inteligencia.

La vida familiar es nuestra primera escuela para el aprendizaje emocional: en este núcleo es donde aprendemos a como sentirnos acerca de nosotros mismos y como los demás reaccionan a nuestros sentimientos; como pensar acerca de estos sentimientos y las opciones que tenemos para reaccionar; como leer y expresar miedos y esperanzas.

La primera oportunidad para formar los ingredientes de la inteligencia emocional se encuentra en los primeros años, a pesar de que estas capacidades se continúan formando a lo largo del tiempo.  Las habilidades emocionales que los niños adquieren más adelante en la vida, se construyen sobre las bases que se obtuvieron en la infancia.

A diferencia del coeficiente intelectual, que cuenta con  inmensos estudios, el concepto de inteligencia emocional sigue siendo relativamente nuevo para muchas personas. A pesar de que últimamente se habla mucho de las emociones y de la inteligencia emocional, hay quienes siguen sin saber o entender del todo el significado y la importancia de la inteligencia emocional.

La Inteligencia Emocional es un concepto introducido por unos psicólogos de Harvard llamados Peter Salovey y J. Mayer en 1990.  Sin embargo fue hasta 1995 que Daniel Goleman lo popularizo con su libro “Inteligencia Emocional”

¿Cuáles son las principales habilidades de la inteligencia emocional?

  1. a)    Conocer el nombre de las emociones;  identificarlas
  2. b)    Aprender a expresar los sentimientos
  3. c)    Reconocer las relaciones del cuerpo ante distintas emociones
  4. d)    Evaluar la intensidad de la emoción
  5. e)    Leer las emociones y sentimientos en las demás personas
  6. f)     Conocer la diferencia que hay entre sentir y actuar
  7. g)    Conocer el disparador de las emociones

Daniel Goleman, en Inteligencia Emocional, explicaba que si queremos ser personas inteligentes emocionalmente la primera habilidad que debemos desarrollar es la de nombrar correctamente a la emoción experimentada, esto es: reconocer lo que sentimos.

Hay niños que carecen de vocabulario cuando se trata de comunicar lo que sienten y de nombrar aquellas emociones que los empujaron a realizar una cosa u otra.

Su lenguaje emocional se reduce a: triste o contento. “Me siento bien o mal”, y esta limitación los conduce a una profunda incomprensión de sí mismos y, como consecuencia, a la incapacidad de comprender a los demás; de empatía.

Las personas suelen confundir sus emociones y decir “estoy mal” o “estoy triste” puede incluir una gama tan grande como: enojado, desilusionado, cansado , angustiado, preocupado, desconsolado , furioso, celoso o rencoroso, por solo mencionar algunas de las palabras que existen para nombrar los diferentes estados de ánimo .

Aprender a expresar las emociones

Esta segunda habilidad para educar emocionalmente está basada en la primera.  Si una persona es capaz de reconocer sus sentimientos, entonces será capaz de desarrollar habilidades para expresar sus emociones y sentimientos a los demás de una manera apropiada.

Hay que entender que no se trata de impulsar a los niños a que simplemente expresen lo que sienten, sino que aprendan a hacerlo con inteligencia: expresar las emociones a la persona correcta, en el momento adecuado y de modo asertivo.

Reconocer las reacciones del cuerpo ante las emociones

Las emociones y los sentimientos producen una reacción en el cuerpo.  Estar consciente de ello ayuda mucho a reconocer las emociones propias y las de los demás.

Aprender a reconocer la intensidad de las emociones nos ayudara, además de analizar los sentimientos, a comunicarnos con mayor profundidad y a resolver los posibles problemas cuando la intensidad de la emoción es mas baja.

Una persona no es mala porque sienta rencor o deseos de venganza; lo que hace daño a los demás y a uno mismo es dejarse llevar por esos deseos.  Por eso es importante entender nuestras emociones, para poder manejarlas de una manera inteligente.

Leer las emociones y sentimientos en las demás personas

La empatía se construye a base del autoconocimiento; entre más abiertos estemos ante nuestras propias emociones, mayor será la capacidad que tendremos para leer los sentimientos de los demás.

Es importante esto, tomando en cuenta que las emociones de las personas rara vez son verbalizadas, y comúnmente son expresadas a través de: el tono de voz, gestos, expresiones faciales y lenguaje corporal por mencionar algunas.

Ser capaces de reconocer y nombrar la emoción, la manera en que nuestro cuerpo reacciona, la intensidad con la que la percibimos dentro del cuerpo, y saber el origen de la misma, nos prepara con las herramientas para ser mejores pilotos de nuestras vidas.

En un taller de inteligencia emocional, el objetivo es adquirir los beneficios de la Inteligencia Emocional obteniendo los conocimientos y las herramientas para su aplicación.  Se utilizan diferentes métodos para trabajar con toda una gama de emociones como lo son: miedo, disgusto, comprensión, sorpresa, felicidad, envidia, entusiasmo, timidez, enojo, tristeza, vergüenza y amor.  Con intensidades que varían desde el 1 al 5.  Por medio de distintas actividades se trabaja con las emociones de manera que los niños conozcan las emociones y obtengan varias opciones para lidiar con ellas.

En esta investigación se tomo una muestra de niños de 7 años que asistían al taller, y otra que no lo hacía.  Se realizaron actividades en las cuales participaron para determinar si había alguna diferencia entre sus respuestas.

En la primera actividad se plantearon diferentes escenarios con el propósito de provocar ciertas emociones y se les pidió que nombraran la emoción que probablemente sentirían en caso de encontrarse en esa situación.  La segunda actividad tuvo que ver con el control de las emociones y como el disgusto es una emoción que no permite disfrutar.  Se narraron dos historias utilizando láminas con dibujos mostrando a niños disgustados.  Se les preguntó acerca de los posibles detonantes de dicha emoción y que opciones hay para deshacerse del disgusto.  Los niños daban las sugerencias que se les ocurrían para quitar el disgusto y poder disfrutar las cosas.  En la última actividad se hablo de los errores y que el cometerlos es algo natural.  Es importante saber que se puede aprender a reparar los errores.  En una hoja dividida en dos los niños escribían sus errores en una columna y después de hablar de diferentes maneras de reparar los errores los niños completaban la lista escribiendo la forma de reparar los daños en cada uno de los errores que habían escrito.

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